Comedia y proteccionismo animal: el gran legado de Curly Howard, uno de los célebres “Tres Chiflados”


La década de los veinte en los Estados Unidos vio nacer a numerosos comediantes exitosos que hicieron reír a millones de estadounidenses durante décadas.
Los Tres Chiflados surgieron en 1922 como parte de un acto de vodevil liderado por el comediante Ted Healy. El grupo original incluía a Moe Howard y su hermano Shemp Howard, a quienes más tarde se unió Larry Fine. En 1934 se consolidaron como The Three Stooges (Los Tres Chiflados) al separarse de Healy y firmar un contrato con Columbia Pictures. A partir de entonces, produjeron más de 190 cortometrajes cómicos, destacándose por su humor físico y slapstick.
El trío original estaba conformado por Moe Howard, Larry Fine y Curly Howard (hermano menor de Moe y Shemp). Curly Howard se destacó también como defensor de los animales: su dedicación al rescate de perros sin hogar lo hizo reconocido como un pionero del proteccionismo animal en una época en la que aún no se reconocía el maltrato ni se consideraba a estos animales como seres sintientes.
Según publicaciones periodísticas como Últimas Noticias e Infobae, en el libro Curly: An Illustrated Biography of the Superstooge, escrito por Joan Howard Maurer, se describe cómo los perros rescatados por Curly eran leales únicamente a él, reflejo del profundo vínculo que compartían.
Como parte del famoso trío, hizo reír a multitudes. Paradójicamente, quienes más hacen reír suelen ser personas altamente sensibles, y ese era el caso de Curly. Su faceta menos conocida—excepto entre sus fanáticos—era la de proteccionista; su incansable labor le permitió rescatar hasta unos 5 000 perros de las calles. Aunque ya tenía varios en su casa, también adoptaba más y se encargaba personalmente de encontrarles un hogar temporario, cuidándolos hasta que hallaban una familia definitiva.
Su amor por los perros lo llevó a negociar una cláusula especial en su contrato con Columbia Pictures: que se le permitiera llevar hasta dos de sus perros al set de grabación, porque no quería dejarlos solos mientras trabajaba. En el ambiente ya era conocido no solo por su amor a los canes, sino también por detenerse en cualquier camino para rescatar a un perro desamparado—algo poco común en la década de 1930.
A pesar de sus problemas personales y de salud, Curly mantuvo su labor altruista hasta el final de sus días. Falleció en 1952, dejando un legado entre los defensores de los animales. En 1946 sufrió un accidente cerebrovascular que lo incapacitaría para seguir actuando. Posteriormente fue diagnosticado con hipertensión, hemorragia retinal y obesidad. En 1949 padeció un segundo derrame cerebral y murió el 18 de enero de 1952, a los 48 años.
Además de sus numerosos gags y episodios cómicos, Jerome Lester Horwitz—nombre real de Curly—participó en más de una veintena de largometrajes y cortometrajes; también fue reconocido como actor de teatro, televisión, guionista, actor de voz y productor cinematográfico.
